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Desde que se originó la crisis del covid-19, empecé a preguntarme: ¿Cómo será el mundo después de todo esto?

Estoy segura que tú también te habrás hecho en algún momento esta pregunta, pues es indudable que nada será igual. La gran duda es: ¿Qué cambiará y qué seguirá igual?

Llevo muchos días leyendo artículos de diferentes revistas y periódicos que me ayuden a entender qué ha provocado este desastre y qué opinan los expertos, referente al mundo del futuro al cual nos estamos enfrentando, pues es un tema que me interesa MUCHO.

Nadie sabe a ciencia cierta qué pasará. Y yo tampoco.

Lo cierto es que estamos en un momento histórico ante una oportunidad histórica para girar el volante en una nueva dirección, tanto a nivel individual como del conjunto de la humanidad. 

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El mundo se ha parado temporalmente debido al coronavirus. Imagen de Edwin Hooper para Unsplash.

En mi opinión, hace ya muchas décadas (y siglos) perdimos el rumbo como humanidad.

Hemos ido de guerra en guerra, de una crisis económica a otra, de un desastre natural a otro, el nacionalismo y la extrema derecha han ido en aumento, las democracias se han ido debilitando… y parece ser que, debido a la crisis del Covid-19, finalmente hemos tocado fondo.

Ahora toca reflexionar. Es momento de hacer una profunda autocrítica, pues, de lo que seamos capaces de gestar en este momento decisivo, dependerá lo que ocurra en los próximos años y décadas.

Y tenemos que tener TOD@S muy claro qué futuro nos estamos jugando (el nuestro, el de nuestros hijos y el de las futuras generaciones), para poner todas de nuestra parte en la reconstrucción de un mundo “hecho a pedazos” a nivel económico, social, ecológico y humanitario.

Vamos a hacer un pequeño análisis de la situación mundial actual y de cual sería el rumbo hacia el cual deberíamos dirigirnos.

 

Contenidos

EL MUNDO ACTUAL

 

De modo muy resumido, esta crisis del Covid-19, está siendo el mensajero de que:

 

1. El sistema capitalista lleva muchas décadas causando estragos a toda la humanidad.

 

Lo que en un principio era positivo, sin duda alguna, pues nos permitía acceder a la sociedad de bienestar, frente a otros modelos de sociedad comunistas o autoritarias, se ha llevado hasta un extremo de descontrol, liberalismo y codicia, que ha acabado perdiendo gran parte de la finalidad inicial: la promoción del bienestar.

Actualmente, el capitalismo está haciendo mucho daño debido a un exceso de egoísmo basado en la obsesión por ganar dinero, fama, éxito y poder, lo cual va en detrimento de valores basados en el repartimiento de la riqueza, la igualdad, la defensa de los derechos humanos, la ecología o la salud física y mental.

 

2. Hemos violado la Ley de la Naturaleza.

 

La emergencia derivada por el cambio climático pone encima de la mesa una realidad: nos estamos cargando nuestro propio planeta.

¿La causa? El modelo capitalista y consumista sin ningún tipo de conciencia de las consecuencias que esto está teniendo para la vida de todas las especies del planeta y para nosotros mismos, los humanos.

El hombre se ha creído omnipotente e inmune a cualquier situación, y se le ha olvidado que, en un pulso contra la naturaleza, ésta última ganará.

No debemos vivir desafiando la naturaleza, sino respetándola y viviendo en armonía con ella, pues ella es nuestro hogar, nutrimiento y oxígeno. Sin ella, ¡no somos nada!

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La desforestación de selvas está destruyendo nuestro planeta. Créditos de la imagen: Imagen propiedad de:© Ulet Ifansasti / Greenpeace

 

3. La política se ha devaluado y los políticos han perdido capacidad de liderazgo.

 

Donald Trump sigue dejando atónito al mundo entero con las ocurrencias de alguien que solo sabe mirar su ombligo; Inglaterra, con Boris Johnson a la cabeza, tampoco inspira demasiada confianza con los valores que proclama; China ha declarado una guerra abierta por el poder contra EEUU, la cual está ganando posiciones como primera potencia mundial, lo cual podría marcar nuevas directrices a nivel económico mundial que “ya veremos” como nos afecta a todos; Europa sigue dividida con grandes confrontaciones internas y siguen sin ponerse de acuerdo. Sudamérica sigue enredada con gobernantes altamente corruptos (como en gran parte del mundo, vamos). En conjunto, una gran lástima.

En fin, falta de liderazgo.

Faltan políticos que piensen más globalmente, no tanto en sus propios intereses particulares, y en el beneficio de su propia nación; que lideren este momento con ideas nuevas, espíritu solidario y de cooperación internacional y marquen el fin de una etapa y el inicio de otra nueva.

 

4. La controversia de la tecnología y la inteligencia artificial.

 

La tecnología es, sin duda, un gran desarrollo para la humanidad, el problema está en que, muchos gobiernos, utilicen esa tecnología como medida de control de la población, como puede ser el caso de China, Corea del Sur y otros países asiáticos que, argumentando que es “lo mejor para todos”, someten a la población a un control monitorizado y permanente de toda su actividad mediante sistemas de geolocalización.

Ha sido “gracias” a estos sistemas de geolocalización que China o Corea han logrado controlar el coronavirus con mucha mayor rapidez que otros países que no han tomado esas medidas. El debate está en si, sería ético o aceptable usar estas medidas de modo permanente, lo cual tendería al control y el regreso a sociedades disciplinarias controladas por los Gobiernos y el retroceso de nuestros derechos y libertades alegando que “es por nuestro bien”.

Esto lo explica muy bien Yuval Noah Harari, historiador y filósofo y autor del libro bestseller “Sapiens” en este artículo.

 

4. Redes sociales, valores superficiales e individualismo.

 

Los avances en la tecnología de las dos últimas décadas, junto con los valores asociados a las “fake news”, la obsesión por la moda y el culto a la imagen física, la idolatración de famosos e influencers, la falta de ética en un mundo donde se falta a la verdad y se tolera la mentira sin castigarla de ninguna manera, o la fuerte aspiración a obtener el mismo estilo de vida que muchos de esos famosillos, futbolistas o youtubers, nos ha convertido en seres más individualistas, en personas que pasan una gran cantidad de horas frente a las pantallas, restando tiempo a las relaciones humanas y sociales de calidad, a una comunicación asertiva, empática y profunda.

El ser social que somos por naturaleza, se ha deshumanizado más que nunca debido a un exceso de tecnologización, y estilos de vida y valores individualistas.

 

5. Miscelánea de efectos colaterales debido a lo anteriormente mencionado.

 

Las carencias y “puntos negros” del sistema no acaba en lo anteriormente expuesto, es más, tiene miles de efectos colaterales que afectan gravemente a la sociedad y la convivencia entre países.

  • Recortes en los sistemas educativos y sanitarios.
  • Desatención de la gente mayor, inmigrantes y otros colectivos de mayor vulnerabilidad social.
  • Fragmentación de la unidad familiar y la convivencia en las familias debido a la falta de conciliación laboral y el ritmo de vida con elevados niveles de estrés.
  • Desigualdad social extrema entre personas de unos países u continentes y otros.
  • Priorización de políticas basadas en el progreso de la economía, más que en el progreso social.
  • Altos niveles de contaminación en muchos lugares del planeta.
  • Miles de especies de animales en peligro de extinción.
  • Desforestación de selvas y bosques.
  • Abaratamiento de la mano de obra debido a la globalización.
  • Aumento de la precariedad laboral, pérdida de derechos laborales, aumento de contratos temporales en detrimento de empleos con contratos indefinidos…
  • Aumento de la violencia machista y el acoso sexual.
  • Etc, etc, etc.

En fin, esto es solo un pequeño retrato del mundo en el que vivimos actualmente, y que, podría conducirnos a muchas más décadas de sufrimiento humano, más allá del que inevitablemente, provocará la crisis económica que se avecina.

 

EL MUNDO FUTURO DE NUESTROS SUEÑOS DESPUÉS DEL COVID-19

 

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La salvación de la humanidad después de la crisis del covid-19 depende todos y cada uno de nosotros. Foto de Jon Tyson para Unsplash.

 

Todo esto no te lo cuento porque sea negativa ni pesimista, ni mucho menos.

Me considero una persona altamente positiva, pero también realista.

Y este realismo me lleva a entender que la situación que se está dibujando en el mundo inquieta bastante (pues ha tocado la “estabilidad” en todos sus niveles), pero también nos ofrece una gran oportunidad: la oportunidad de comprometernos todas, más que nunca, en la construcción de un mundo mejor.

¿Cómo podemos hacer esto? ¿Cómo podemos construir el mundo de nuestros sueños durante la crisis del Covid-19 y una vez salgamos de ella?

 

¡MEDIANTE UN DESPERTAR ESPIRITUAL COLECTIVO MASIVO!

 

 

 

Si te das cuenta, se habla mucho de “economía”, “política”, “ciencia”, “tecnología”, “sanidad”, “educación”, “medio ambiente”… pero… ¿y la espiritualidad? ¿dónde ha quedado la espiritualidad en medio de todo esto?

El autoconocimiento, el crecimiento personal y espiritual, la interioridad y la búsqueda de una vida llena de propósito, no pueden quedar atrás en el escenario tan decisivo en el cual nos encontramos.

La economía la gestionan personas. La política la lideran personas. La tecnología la crean personas. Personas con unos valores determinados que, en función de cuales sean, harán bien a la humanidad, o harán daño, nos beneficiarán o nos perjudicarán.

Todo el mundo, la realidad que vemos a nuestro alrededor, lo crean las personas. Lo creamos las personas.

No vienen alienígenas a tomar nuestras decisiones y a actuar por nosotros suplantando nuestra personalidad.

El mundo en el que vivimos no es ajeno a nosotros, así pues, no somos víctimas de nada. Todas y todos somos co-creadoras y co-responsables de lo que ocurre.

 

Y si el mundo que tenemos hoy, es como es, se debe a que las personas hemos contribuido, de una manera u otra, a través de nuestra manera de pensar y de actuar, a que el mundo sea así.

  • Si se han tomado ciertas decisiones políticas, es porque nosotros hemos votado a esos políticos con esas ideologías.
  • Si el mundo se basa en el capitalismo y el consumo, es porque nosotros nos hemos sumado al carro, con bastante inconsciencia.
  • Si todo el mundo vive “enganchado” a las pantallas, es porque nosotros nos hemos dejado enganchar y no somos conscientes del peligro que ello tiene.
  • Si nos hemos vuelto más individualistas y egoístas, es porque hemos perdido la capacidad de reflexión, la introspección, los valores o la autocrítica.
  • Si el cambio climático se ha acelerado tanto, es porque todos hemos contribuido a nuestra pequeña o gran escala (a través del uso de nuestros coches, viviendas, aparatos electrónicos, consumo de ocio, moda, compra excesiva de comida,…)
  • Si todavía se matan tantos animales y muchos de ellos viven en condiciones tan precarias e insalubres, es porque los seres humanos siguen comiendo carne animal. Si se dejara de consumir carne animal o se redujera drásticamente, sufrirían menos los animales y contaminaríamos menos el planeta.
  • Si sigue habiendo violencia machista o racismo “en las cloacas de la sociedad”, es que esa raíz machista y racista sigue formando parte del gran conjunto de la sociedad. (Pues, que es la sociedad, si no, ¿nosotros mismos?)

 

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El consumo de carne animal contribuye al cambio climático y supone un trato no-ético para los animales. Foto de Airam Dato para Unsplash.

La “sociedad” no es un ente abstracto y vacío.

La sociedad somos todos.

La sociedad eres tú, soy yo, tu familia, tus amigos, los políticos, los vecinos, los trabajadores, empresarios, maestros, médicos, ricos, pobres, … ¡todos!

Y esta sociedad que tenemos la hemos creado debido a nuestro nivel de consciencia actual. Tenemos lo que somos, punto. No hay más.

La vibración del planeta es la que es, y debido a la Ley de Causa-Efecto, esto es lo que nos corresponde debido a las semillas que hemos plantado.

No podemos cosechar rosas, si hemos plantado pepinos.

Y no podremos recoger libertad, felicidad, solidaridad y bienestar, si plantamos individualismo, egocentrismo, consumismo y falta de sensibilidad por las personas y el planeta.

¡Es obvio!

 

EN REALIDAD, ¿QUÉ TENEMOS QUE CAMBIAR PARA QUE EL MUNDO CAMBIE?

 

Esto lo hemos hablado bastante en otros posts, pero vamos a recordar un poquito.

Hay tres raíces insanas en la mente de todas las personas, absolutamente todas, las cuales son la causa de todo nuestro sufrimiento, miserias e insatisfacciones.

Se trata de:

  • La codicia
  • El odio
  • La ignorancia

 

¿De dónde provienen cada una de estas tres raíces insanas?

  • La codicia proviene del deseo, que, cuando se intensifica, se convierte en apego.

Tu mente está movida por la codicia cada vez que deseas algo te apegas algo: cada vez que te apegas a tus opiniones, a tus ideas, a tu pareja, a personas que quieres, a la seguridad material, a la seguridad física, a tu trabajo, a una identidad, a objetivos materiales, al amor, al placer, a tus adicciones, al reconocimiento de los demás, a la búsqueda del éxito y el poder, etc… lo cual se produce constantemente, pues siempre surgen apegos y apegos.

  • El odio proviene del rechazo o la aversión.

Tu mente está movida por el odio cada vez que tienes aversión o rechazo hacia alguna situación, persona u objeto: cada vez que sientes que una persona te cae mal, que es una inútil, que no la soportas; cada vez que rechazas una opinión contraria a la tuya, que alguien te ofende, que tu pareja o un familiar te dice algo que no te gusta, que estás enferma y rechazas encontrarte mal, que sientes miedo, que tienes problemas económicos, que sienes frustración por algo que deseabas y no se ha producido, cada vez que hay cola en el supermercado y te pones nerviosa, etc.

  • La ignorancia, proviene del engaño con el que vivimos, del ego, el cual provoca la visión distorsionada de la realidad que nos lleva a desconocer la causa de nuestro sufrimiento y cómo podemos ser libres de sufrimiento y vivir en paz y armonía.

Tu mente está movida por la ignorancia cada vez que experimentas sensaciones neutras, es decir sensaciones que no son ni agradables debido al apego ni desagradables debido al rechazo. En estos momentos, debido a la ignorancia, experimentas apatía, aburrimiento, pereza, desmotivación, pasividad

De éstas tres raíces insanas, se derivan el resto de impurezas mentales:

  • La rabia
  • La ira
  • El miedo
  • El resentimiento
  • La ansiedad
  • La envidia
  • Los celos
  • El orgullo
  • La arrogancia
  • El egocentrismo
  • El nerviosismo
  • La depresión
  • La tristeza
  • La inseguridad

Así pues, es nuestra codicia, odio e ignorancia (presente en TODOS nosotros en mayor o menor medida) quienes nos han llevado a este mundo en el que vivimos.

Y los responsables de esto somos nosotros. No hay más culpables ni responsables.

Es muy fácil decir “el culpable de mi odio es mi pareja, o mi país, o mi gobierno”. Pero no, no funciona así.

Tienes que entender algo que es MUY IMPORTANTE.

El mismo odio que tiene Donald Trump, es el mismo odio que hay en ti.

La misma codicia que tiene Boris Johnson, Trump, Maduro, que tenía Hitler o cualquier otra persona, es la misma codicia que hay en ti.

La misma ignorancia que tiene cualquier gobernante, político, empresario o persona del planeta, es la misma que hay en ti.

Pero claro, unos llevan ese odio, codicia e ignorancia a unos niveles mucho más extremos que otros.

Todo es como semillas que se plantan y se cultivan. Si cuidas mucho una semilla y la cultivas, crecerá más y mejor.

Si no la plantas, no la cuidas y no la cultivas, morirá.

Así pues, la diferencia entre tú y Donald Trump, Hitler u otro “chiflado” es que ellos han regado mucho más, infinitamente más la semilla del odio, de la codicia y de la ignorancia que la estás regando tú.

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La salvación de la humanidad después de la crisis del covid-19 depende todos y cada uno de nosotros. Foto de Vonecia Carswell para Unsplash.

Pero potencialmente, esa semilla está también en ti.

Las semillas de odio y codicia las riegas cada vez que:

  • Te enfadas
  • Insultas o faltas el respeto
  • Hablas mal a alguien
  • Piensas en ti más que en los demás
  • Eres orgullosa
  • Mientes
  • Engañas
  • Manipulas
  • Robas
  • Generas resentimiento
  • Tienes estrés
  • Te preocupas o tienes miedo
  • Te ríes de alguien con mala intención
  • Matas a algún ser vivo
  • Buscas polémica
  • Abusas de tu poder
  • Desprecias
  • Deseas poder, éxito y dinero por encima de otros valores
  • Etc.

Es decir, cada vez que pierdes el equilibrio de tu mente debido a algún tipo de reacción.

Así pues, estas semillas insanas están en todas las personas, la diferencia está en que unas personas las regan más y otras menos. Pero todas las están regando, cada uno a su manera, cada uno a su nivel, cada uno acorde con el grado de poder del que dispone, cada uno con sus valores, cada uno con su consciencia.

El odio, la codicia y la ignorancia, siempre te hace daño a ti, y siempre hará daño a los demás.

Así, pues, ¡el camino para el fin del sufrimiento propio y ajeno consiste en la erradicación del odio, la codicia y la ignorancia de la profundidad de nuestras mentes!

Y este es el despertar espiritual al que me refiero.

Este es el camino que puede conducirnos al mundo de nuestros sueños que todos anhelamos.

Pero para lograr erradicar de raíz estas impurezas tan devastadoras para ti misma y para la humanidad, que van produciendo negatividad, tensiones y conflictos constantes, no será posible meramente con la fuerza de voluntad.

No.

Es necesario un compromiso profundo con tu despertar espiritual.

Es necesario adentrarte en el conocimiento de la verdad, en el conocimiento de quien eres verdaderamente.

En el momento en que entiendas la realidad tal y como es, abandonarás RADICALMENTE los comportamientos basados en el odio, la codicia, la ira, el resentimiento, el orgullo, el egocentrismo… y de forma natural emanarán el amor, la compasión, la pureza, la humildad, la bondad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto y la paz.

Cuando progresas a lo largo del camino espiritual, dejas de vivir de forma egocéntrica, satisfaciendo por encima de todo tus propios intereses y necesidades, y empiezas a pensar más globalmente, en todos, actuando siempre de la forma más beneficiosa para ti y los demás.

Mientras haya restos de estas impurezas, es que tu mente sigue “contaminada”, y esto es responsabilidad tuya, my friend.

 

¡TÚ TAMBIÉN HACES FALTA!

 

Estos días hemos visto muestras de solidaridad realmente conmovedoras.

Multitud de vecinos que salen a los balcones a aplaudir a nuestros héroes de la pandemia, médicos y personal sanitario; cantantes y artistas que cantan para todos en sus balcones y en sus casas; voluntarios que fabrican mascarillas o ayudan a levantar hospitales de campaña; fábricas de coches que fabrican respiradores en un tiempo récord; servicios de correos y empresas que envían comida a hospitales para trabajadores…

Y este espíritu tan humano y solidario que hemos visto, no debería ser algo excepcional y temporal, sino lo normal en nuestra sociedad.

La solidaridad, el respeto y la humanidad afloran de forma natural en las personas que purifican su mente, que emprenden el camino espiritual y lo recorren cada día con voluntad y compromiso.

E insisto, esto también “va de ti”.

Reconstruir el mundo que ha quedado después de la crisis del coronavirus, no te es ajeno.

Esto no es únicamente responsabilidad de los políticos, las autoridades gubernamentales y las instituciones “con poder”.

Creer que “ya se encargarán otros” de arreglar el mundo sería una gran negligencia por tu parte y una falta de comprensión de la realidad y de la enorme responsabilidad que tú también tienes.

El mar se forma de millones y millones de gotas en el océano y la humanidad se forma de millones y millones de personas, las cuales somos como gotas en el océano.

Y todas las gotas cuentan. Todas las gotas suman para formar el océano.

Si no fuera gracias a la suma de todas ellas, no habría océano.

Del mismo modo, si no fuera por la colaboración, implicación y despertar espiritual de todas y cada una de nosotras, estamos dejando el mundo huérfano.

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La crisis del covid-19 debe ayudarnos a replantear qué mundo queremos y qué mundo dejaremos a las próximas generaciones. Foto de Chi Lok Tsang para Unsplash.

Las personas que van despertando y elevando el nivel de conciencia de la humanidad, son como las selvas y bosques de nuestro amado planeta, ¡emiten oxígeno, nutrientes y bienestar al resto!

En cambio, las personas “profundamente dormidas”, consumen recursos, pero aportan poco a cambio. Lanzan mucho odio y codicia al planeta, y muy poco amor y solidaridad.

Ahora más que nunca, despertar no es una opción, ¡es una obligación!

Y tenemos que ponernos manos a la obra.

Llevamos siglos esperando un cambio de conciencia en la humanidad, y si sabemos aprovechar esta oportunidad, ¿por qué no podría ser éste el momento que todos esperábamos?

 

¿POR DONDE PUEDES EMPEZAR? ¿CÓMO DAR EL PRIMER PASO?

 

Haciendo un ejercicio de introspección, reflexión y auto-crítica sincera y honesta.

Ya sabemos que hay personas que lo están haciendo fatal, pero, ¿y tú?

  • ¿Qué estás aportando al conjunto de la humanidad?
  • ¿Eres un parásito que “chupas” del planeta, o das más de lo que recibes?
  • ¿Te centras más en dar o en recibir?
  • ¿Te preocupas más por ti o por los demás?
  • ¿Piensas individualmente o colectivamente?
  • ¿Vives tu vida bajo valores éticos y morales o rompes esa moralidad a menudo?
  • ¿Realmente te importa el sufrimiento ajeno o “pasas” del tema porque piensas que eso no te incumbe?

Empieza a reflexionar qué puedes aportar tú a todo esto, en vez de señalar en otras direcciones, evadiéndote de tu parte.

Debemos empezar cada una, cada uno de nosotros en su casa, en nuestro hogar, en nuestro silencio, observando nuestra propia mente mente.

Empezando por una toma de conciencia. Haciéndote cargo de todas tus negligencias. Dándote cuenta de como huyes de lo que no te gusta, de como creas tu sufrimiento cada vez que reaccionas y te dejas arrastrar por tu mente, y el daño que eso provoca a los demás.

Esto implica empezar a eliminar tus propias impurezas, haciéndote cargo de tu odio, de tu codicia y tu ignorancia, para que el virus (y ahora hablo del virus del sufrimiento humano, no del Covid-19), empiece a erradicarse y podamos co-crear entre tod@s, la humanidad libre, en armonía y solidaria en la que todos deseamos vivir.

 

SERÍA UNA GRAN LÁSTIMA…

 

Que después de esta crisis, una vez acabe el confinamiento, todo vuelva a ser igual que siempre.

Sería una gran lástima que todo esto tan solo haya servido para pasar mucho miedo, perder vidas, lugares de trabajo y ser un poco más solidarios (temporalmente), los unos con los otros.

El mundo cambiará en la medida en que individualmente todos cambiemos respecto a lo que hacíamos o éramos antes de la crisis.

  • ¿Seremos capaces de consumir menos?
  • ¿Seremos capaces de pasar menos tiempo en centros comerciales y buscando tiempo de diversión para dedicar un poco más de tiempo a nuestro crecimiento personal y espiritual?
  • ¿Seremos capaces de preocuparnos menos por nuestra imagen física y todo lo «externo» y le daremos más importancia a nuestro desarrollo espiritual?
  • ¿Seremos capaces de pensar más en los demás de lo que pensábamos ahora?
  • ¿Seremos capaces de no comparar un teléfono, un coche o televisor nuevo hasta que no se estropee el que tenemos ahora, o seguiremos comprando modelos nuevos simplemente porque es más moderno y «nos gusta más»?
  • ¿Cogeremos menos el coche de lo que lo usábamos ahora?
  • ¿Reduciremos el consumo de carne?

En nuestras manos está nuestro futuro. Y tú eres parte de ello, necesitamos de tu música para que la orquesta entera haga sonar su bonita melodía de la humanidad.

¿Te animas?

Deseo de todo corazón que hayas entendido la importancia de porqué debemos despertar masivamente y porqué TÚ TAMBIÉN HACES FALTA.

 

¿ESTÁS INTERESADA EN EL TEMA Y QUIERES SABER MÁS?

 

Estoy preparando una serie de artículos que te van a ayudar a entender mucho mejor qué es el despertar y como puedes iniciar tu nueva vida (y ayudar a hacer realidad el mundo de nuestros sueños) después de la crisis del Covid-19.

Si quieres acompañarme en esta reconstrucción del mundo que todos soñamos, lo cual te aportará la verdadera felicidad y libertad a ti también (pues no se puede ser verdaderamente feliz siendo egoísta y sin contribuir a la humanidad), te espero en mi blog en las próximas semanas.

Y bien, ¡esto es todo por hoy!

 

¡AHORA ES TU TURNO!

 

¿Qué te ha parecido este post? ¿Qué mensaje destacarías de él y crees que es más urgente que pongamos en práctica? ¿Cuál es tu nivel de implicación para co-crear, entre todos, la humanidad que soñamos?

Me encantará leer tu comentario y responder a cualquier duda o sugerencia que puedas preguntarme.

¡Un fuerte abrazo de todo corazón y mucha fortaleza y valentía para enfrentarte al reto mundial que tenemos entre todos!

Con todo mi cariño,

Firma Cintia

Cintia Castelló

Descubre

A través del primer capítulo de mi libro “Sí a la Verdad”, cómo iniciar el camino hacia el despertar espiritual y encontrar el sentido de tu vida.

Cintia Castelló

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